1 de junio de 2015

EL CIUDADANO ANTE LAS ELECCIONES

Héctor Hernández

Diversos escenarios se dan ante este proceso electoral para elegir a los diputados de mayoría relativa y de representación proporcional que saldrán como producto de la decisión de los electores; de los que votarán y de los que se abstendrán de hacerlo.

  Algunos indicadores nos señalan situaciones interesantes. Aparece la especulación respecto al precio que se ofertará a los sufragantes:

La organización vecinal de los desayunos, comidas y convivencias donde se reclutarán a las personas para dirigirlas a votar.

  Los acuerdos con agrupaciones de taxistas para el acarreo, la distribución de pegotes para los medallones “que deberán” lucir las unidades de los agremiados.

A cambio de una gratificación, el compromiso de fraguar el voto familiar o vecinal en una estrategia similar a las estructuras de multinivel que comercializan productos o cosméticos.

  La amenaza a locatarios, comerciantes, vendedores formales e informales, semifijos o ambulantes del compromiso de los líderes con la candidata que cuenta con “súper poderes” y que con mirada fulminante sobaja y humilla a todo mortal que ose contradecirla.

  La reencarnación de María Félix ataviada con tenis impecables que desciende de lujosa camioneta cuando el equipo de logística ha logrado reunir un puñado de ciudadanos que recibirán una dotación de demagogia a la mexicana.

  El Partido Verde, sin inmutarse ante la cauda de quejas y denuncias de los partidos políticos que día a día señalan la práctica de repartir, mochilas de plástico biodegradable, útiles escolares, relojes, boletos de cine y cuanta baratija que, será bien recibida por los mexicanos, ansiosos por permitir el pisoteo de la dignidad.

  Otro enfoque, el del ciudadano que a todos los partidos les promete el voto a cambio de algún apoyo “de lo que sea”, grupos de estudiantes que solicitan viajes de estudio sin compromiso, quinceañeras en busca de padrino-candidato,  votantes en potencia, pero eso sí, extremadamente religiosos a la caza de apoyos para algún retiro o la limosna para alguna imagen piadosa.

  El reclutamiento electoral trastoca los muros de los aposentos sagrados donde algunos ministros desarrollan la encomienda de acercar a Mimí con la feligresía.

Con la mirada disimulada del cura del pueblo, a cambio de algún estipendio que habrá de facilitar la consideración popular este 7 de junio.

  Preparémonos a castigar a quienes han acabado con la riqueza nacional, pero eso sí, con mucha experiencia que, a los ciudadanos los sigue empobreciendo; esperaremos la eliminación del subsidio a la energía eléctrica post elecciones, veremos y viviremos en carne propia la cristalización de los frutos de las reformas estructurales generadas a consecuencia del Pacto por México y aquellos firmantes quienes cubrieron de gloria a EPN al inicio del régimen.

Este México nuestro, que aguanta, que no tiene memoria, que desconoce o pretende en cada proceso electoral endosar el futuro  para que una gavilla prevalezca, a cambio de malbaratar el derecho ciudadano de conducir la soberanía nacional.

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