18 de diciembre de 2014

EMPAQUES Y ENVOLTURAS

TOMADO DEL LIBRO “MIS RECUERDOS”, ESCRITO POR EL PROFR. RAFAEL MARTÍNEZ MORALES DE IXHUACÁN DE LOS REYES. SE REPRODUCE A CONTINUACIÓN LA PÁG. 92

Actualmente, lo que compramos en tiendas y mercados se nos entrega en bolsas de plástico; las aguas coloreadas y endulzadas a las que llamamos refrescos, están envasadas en botellas de plástico, y para beber dichos refrescos usamos vasos y popotes de plástico. Nosotros mismos nos cubrimos con ropa y calzado de material sintético.

Muchos aparatos traen en sus empaques unicel, del que se dice que es material difícil de degradar.
Su bien esos productos nos proporcionan cierta comodidad; el precio que se paga por ella empieza a resultarnos demasiado caro; pues a fin de cuentas, esos productos se han convertido en basura contaminante y estorbosa, cuya degradación tarda años y más años.

Anteriormente las mujeres hacían sus compras como la patita de “Cri-cri”, llevando su canasta pendiente del brazo en la que colocaban sus mercancías. Los hombres usaban morrales de ixtle.
Para despachar azúcar, semillas, sal, etc., se usaban bolsas de papel, o se envolvían esas mercancías en papel de estraza.

Aquellas envolturas, cuyo material de fabricación es la celulosa, eran de fácil degradación, y pasaban pronto a formar parte del suelo.

En el alegre mercado que se hacía los días domingos en Ixhuacán, las porciones pequeñas de chiles, de capulines, de cerezas, las memelas de cal que se usa para hervir el maíz, los quesos circulares y los hongos, se exhibían y despachaban en hojas verdes y frescas de ciertos vegetales. Las bolas de requesón se envolvían en hojas de totomoztle; envoltura típica que se aseguraba en su parte superior con tiras angostas de la misma hoja, cuyos nudos terminaban a veces en forma de moños, que sumaban, a la originalidad de la envoltura, un toquecillo de gracia.

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